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El gas exportado por barcos gana espacios al de ductos

Esta situación pone a Bolivia, que actualmente exporta el hidrocarburo sólo a través de ductos, en una posición muy distinta de la que se encontraba hace cinco años, cuando se proyectaba como el centro de distribución regional de energía.

La Cámara Bolivia de Hidrocarburos (CBH), en un informe especial de Petróleo & Gas, indica que “la apuesta por un proceso de integración por gasoductos, que tuvo un crecimiento explosivo en la capacidad de transporte internacional incorporada entre 1998 y 2002, de los 19,1 MMmcd (millones de metros cúbicos de gas al día) a 105,8 MMmcd, pareciera haber llegado al estancamiento”.

En contraposición, indica, aunque el consumo de GNL no alcanza el 10 por ciento del consumo mundial, la creciente brecha y las cada vez mayores distancias entre los principales centros de demanda de gas natural y las principales reservas de gas natural han venido introduciendo elementos técnicos, económicos, estratégicos y políticos que resaltan con cada vez mayor insistencia las limitaciones en el transporte de gasoductos.

Por esto, el gas licuado transportado por mar en Sudamérica ha ido tomando espacios importantes que hasta hace poco se pensaba que estaban destinados a los gasoductos y a un solo productor, Bolivia. Pese a que la inversión en todo el proceso de producción y transporte de GNL (licuefacción, exportación en barcos metaneros y regasificación) es alta, varios países de la región como Chile han arriesgado para importar el gas de largas distancias.

PROTAGONISTAS

Actualmente, Trinidad y Tobago, líder en licuefacción de gas natural en el Cono Sur, es importante proveedor. Brasil y Argentina recurren además a productores de otros continentes, incluso llegando a proveerse de Egipto. La CBH señala que Perú apuesta por competir con Trinidad y Tobago y se prevé que con Perú GNL, que entrará en operación este año, la capacidad de licuefacción del Cono Sur, hasta fines de la década, pueda triplicarse de los actuales 57,1 millones de metros cúbicos diario (MMmcd) hasta 176 MMmcd para 2020.

En cuanto a la demanda, los tradicionales compradores de gas boliviano, Argentina y Brasil optan paralelamente por GNL que llega por barco a sus costas para cubrir los requerimientos de sus mercados, que Bolivia con limitaciones de producción y transporte no ha logrado cumplir. En el caso de Chile (mercado natural para Bolivia, pero vetado por la política “gas por mar”) recibe desde el año pasado el hidrocarburo por el Pacífico desde Trinidad y Tobago. “El incumplimiento de contratos por parte de Argentina y Bolivia, el estancamiento de la inversión (…) y la poca confiabilidad mostrada parecen haber postergado el apetito de los importadores regionales, para nuevos proyectos de integración intrarregional” por gasoductos, apunta la CBH.

EL GAS BOLIVIANO Y GNL SE DISPUTAN MERCADO URUGUAYO

El gas boliviano compite ya con el Gas Natural Licuado (GNL). Uruguay, que manifestó su urgencia de contar con el gas producido en los campos de Bolivia, ahora no sólo tiene esa opción, sino que proyecta construir un terminal de regasificación para recibir el hidrocarburo del mar.

En una reciente reunión en Montevideo, el Ministro argentino de Planificación Federal, Julio De Vido y su par uruguayo, Roberto Kreimerman, acordaron estudiar la posibilidad de instalar en Uruguay una planta regasificadora de gas natural licuado que podría proveer también a Argentina. En tanto, el Viceministro de Comercialización e Industrialización de Hidrocarburos de Bolivia, José Luis Gutiérrez, dijo hace pocos días que el país está dispuesto a abrir nuevos mercados para la exportación de gas natural por ductos, como el uruguayo, siempre y cuando la producción nacional del energético se incremente.

PROS Y CONTRAS DE AMBOS SISTEMAS

La Cámara Boliviana de Hidrocarburos apunta que hay varios factores por los que la exportación de GNL por mar empieza a desarrollarse y lo hace a un ritmo mayor que el transporte de gas por ductos. Un factor son las distancias geográficas, ya que los nuevos centros mundiales de consumo no quieren enfrentar altos costos y correr el riesgo de grandes obras de infraestructura a largo plazo para proveerse de gas producido en lugares muy lejanos.

Otros elementos son la diversificación de fuentes de energía y posibles conflictos políticos de los países por donde deberían pasar los ductos. En el tema de costos, la construcción de gasoductos de gran diámetro y distancia implica inmensos costos de capital y grandes reservas probadas. Sin embargo, para proyectos de cortas distancias son más beneficiosos. En tanto, como contra, las plantas de regasificación de GNL que se lleguen a desarrollar tienen que efectuar una cuidadosa planificación para conseguir el financiamiento ante la volatilidad  de los mercados.

Fuente: Los Tiempos

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